En busca de algo de material

Las largas noches en el despacho del casino se hacían largas y aburridas. Incluso las orgías empezaban a hacerse algo monótono. Hacía bastante que el peliazul no veía, en su opinión, algo de calidad. Numerosos alfiles, peones e híbridos habían pasado por sus manos y por otras partes de su cuerpo; pero el gran defecto del extravagante oni era sin duda aquella forma de aburrimiento descarnado. Ver siempre las mismas caras era realmente aburrido, necesitaba algo nuevo y qué mejor forma de ir a buscarlo él mismo en vez de por intermediarios.

Se llevó una mano a su mejilla, presionándola con suavidad mientras empujaba su rostro hacia el exterior de la nítida y poco gruesa ventanilla del "Boogie" donde iba montado. Los terrenos de Artros eran bastante polvorientos y escarpados. Normalmente los habitantes de este desgraciado reino creado para la explotación de materiales y personas vestían con ropas oscuras y algo desarrapadas. Un detalle que hacía que aquel lugar se volviese más triste y monótono de lo que ya era. En contraste, Lenny vestía una larga chaqueta rosa y un sombrero de copa a juego lleno de adornos (bastante similar al de un importante personajes de cierta historia de fantasía).

Las motas de polvo, infectadas con las impurezas del carbón provenientes de las minas, chocaban bruscamente contra su cara e intentaban llevarse consigo el sombrero del peliazul, el cual, lo agarraba con fuerza para que no saliese volando. Volvió a meter la cabeza en el vehículo. Tenía intención de comentarle algunas cosas al conductor, pero antes de que llevase a cabo aquel acto comunicativo; el choffer lo interrumpió con un par de sencillas palabras.

-Hemos llegado.

-¡Fantástico! ¡Maravilloso!-gritó con eufroria el oni-. Esto es tan perfecto...Cuán cantidad de caras sudorosas y mugrientas asoladas por el calor...-casi sacó medio cuerpo por la ventanilla abierta, mirando el horrendo paronama de su alrededor, irónicamente, con una amplia sonrisa en su cara.

El choffer dio un suspiro algo cansado, salió del asiento del conductor y fue a abrirle la puerta al jefe que tanto odiaba pero al que, poco a poco, aprendió a aguantar sus excentricidades día a día.

Lenny salió de un salto, apoyando su bastón de caoba en el suelo. Acarició con suavidad la punta de diamante que éste poseía y se relamió los labios al tiempo que indicaba con un gesto desganado con la mano que se marchase.

A lo lejos podía ver una de las numerosas minas a cielo abierto por las que se caracterizaba Artros. Numerosos pequeños y débiles peones picaban piedra para conseguir aquel mineral tan preciado para su supervivencia: el Lignito. Lenny se acercó con lentitud a la zona. Ninguno de los presentes esperaba mínimamente su aparición; aunque podían imaginárselo. Día a día muchos "ricos caballeros y nobles" como él aparecían allí y seleccionaban a algunos de ellos. Mantenían una "agradable charla" con ellos. Les daba de comer, buena ropa...Todo bajo una fachada de hipocresía ante lo que realmente ocurriría. Al desgraciado peón se le ofrecía una nueva oportunidad en la vida; algo insólito. Tan insólito que llegaba al punto de irreal. Pero Lenny no tenía ese estúpido estilo. Él era algo más radical...

Una vez estuvo en la zona, se asomó desde el borde de la explotación a las distintas escalonadas que se prolongaban hacia el fondo de ésta. Entonces alzó su voz, algo que solo pudieron oír los que estaban cerca, y pronunció con cierta sorna y exageración algunas palabras.

-Amigos, hoy es vuestro gran día. Por cortesía de mí, amo casi supremo de Under-Infernus-antes estaba el rey y no podía tachar su renombre-uno de ustedes saldrá vivo de aquí. El resto, queridos amigos, morirán.

Una gran tensión recorrió cada milímetro de los cuerpos de los presentes. Al ver su rostros de pánico el peliazul solo pudo soltar una gran carcajada de satisfacción.

-Oh, disculpen mis modales. No me expliqué bien...Me refería a que los dejaré seguir con vuestra muerta existencia. Para mí es algo similar a morir, realmente vuestro trabajo es horrible-se miró las uñas y luego de nuevo a los presentes-. En resumidas cuentas. Quien se venga conmigo tendrá una bonita vida con un nuevo trabajo y bla, bla, bla-podía notarse la desganas en sus palabras, llegando al punto de bostezar-. ¿La misma chorrada de siempre, no?-Para ahorrarme detalles banales, y para ser un poco más original les diré lo que pasará. Uno de ustedes, tras mi elección, será secuestrado y luego vendido casualmente a un servidor, pasando a ser legalmente mi propiedad. En ningún papel figurará que antes fueron libres... Y sí, les daré una vida mejor. Habrá bebidas-y drogas paralizantes-, sexo-y violaciones-y pago por vuestro trabajo-un lugar en el suelo donde dormir-. Así que os doy dos alternativas. Podéis venir voluntariamente y haré la vista gorda luego para que no seáis secuestrados y más tarde podáis ser libres o... Elegiré yo y la situación será algo más incómoda-miró con malicia a todos los presentes-¿Qué decís?

Seroy,como siempre,se encontraba entre los presentes,intentando ayudar a la pobre gente del lugar a vivir una vida medio decente,trabajando por varios de ellos y entregándoles dinero.Al escuchar al monstruoso Lenny,aquel ser pálido y giganton de pelo azul,Seroy alzo la voz y dijo

-vete a buscar juguetes a otro sitio,monstruo de cerebro de crió-Dijo Seroy,alzando una mirada hacia Lenny,aquel que consideraba el mayor monstruo de todos los conocidos en el reino de la oscuridad.

Seroy salto lo mas alto que pudo, posicionándose cerca de Lenny,diciendo finalmente las siguientes palabras: -yo,yo personalmente,y nadie mas que yo,se ocupara de que tu no te lleves a nadie como juguete,y sabes que la fortuna de mi familia es grande,no me gusta ver como la gente utiliza a la gente como juguetes,seroy hizo una pausa y grito a pleno pulmón cualquiera al que Lenny elija podrá escapar conmigo,yo lo tomare como mi peón legal hasta que este a salvo del mismo Lenny.al terminar Seroy sonrió ante Lenny de una manera cruel,como rompiendo el juguete de un niño
-se acabo el juego,pequeño continuo seroy finalmente

Aquel día había decidido alejarse del reino de las drogas y el alcohol para ir a visitar a un amigo suyo que se dedicaba al tráfico de esclavos. En un principio su amigo pensó que el moreno quería que él se hiciera cargo de su venta, pero ya le dijo que no era así, el muchacho no era ni por asomo un peón normal, todo lo contrario, era un alfil de clase alta, muy pocos podían permitirse pagar el precio que se pedía para tenerlo.

Cuando llegó a donde estaba su amigo sonrió, lo descubrió probando los grilletes para atar a algunos esclavos rebeldes que eran secuestrados. Después de un rato estuvieron hablando sobre las preguntas que tenía el demonio, quería saber como estaba el mercado para así saber si dejar el precio que tenía impuesto o bajarlo, aunque no se planteó ni una sola vez bajar la tarifa, seguía teniendo un poco del honor que le aportaba su sangre noble, así que pensaba ponerles difícil a los otros el comprarlo, después de eso le estuvo preguntando sobre el negocio y tal. Un rato después salió a la calle, donde su amigo tenía a algunos esclavos, entre ellos a un tipo corpulento que no hacía más que dar empujones, cuando le dio un empujón a él, no tardó en devolvérselo, pero en vez de en empujón, en forma de patada, el grandullón calló al suelo dando un gruñido de rabia, para luego saltar hacia el moreno.

Mientras tenía lugar la pelea, escuchaba de fondo el discurso de los dos tipos, escuchaba a medias todo aquello, pero no se sentía con ánimos de presentarse voluntario, así que ignoró por completo todo aquello, comenzando a luchar contra el enorme tipo, el cual lo embestía como si fuera un toro Miura, mientras él lo toreaba, parándolo algunas veces con muros enormes de fuego que podían verse desde la posición en la que estaban los caballeros. Todo el mundo volvía la mirada hacia la pelea que tenía lugar allí, todos hacían apuestas para ver quién ganaría, si el apuesto y ágil demonio, o el rudo peón que se esforzaba por agarrarlo, mientras se escuchaban las risas del moreno. Al cabo de un rato terminó dando un enorme salto y llegando hasta donde estaba Lenny, haciéndole burlas al esclavo antes de colarse dentro de donde estaba el otro demonio, riendo suave y desde la espalda del caballero, lanzándole bolas en llamas al tipo, que corría intentando apagar su trasero en llamas, el moreno que había terminado sin camiseta no podía evitar reírse -Nunca me había divertido tanto- dijo entre risas, dejando ver su nada despreciable cuerpo, el cual era la envidia de muchos y el sueño de otros.